Antes y ahora: ¿Cómo cambiaron las cirugías de urgencia?

A un año de la Pandemia, las guardias médicas y los quirófanos debieron adaptarse para tratar a pacientes que llegan con complicaciones urgentes y pueden ser COVID positivo o no. ¿Cómo se organizaron y cuando es fundamental no perder tiempo y asistir al centro médico?

Conocemos a las cirugías de urgencia cómo aquellas que deben realizarse para resolver una enfermedad que solo se cura con una operación. Por lo general son las que se consideran dentro del llamado grupo de abdomen agudo (apendicitis aguda, colecistitis aguda, ulcera gastrointestinal perforada, perforación de colon, obstrucciones intestinales, patologías ginecológicas, salpingitis y embarazo ectópico).

 La causa más común de la manifestación de estas enfermedades es el dolor que siente el paciente y que lo lleva a realizar una consulta, muchas veces dirigiéndose a una guardia.

En términos generales, la mayoría de la población tiene acceso a un sistema de guardia médica donde recibe la atención y evaluación de médicos generales, consulta a especialistas y además hay disponibilidad de métodos complementarios para definir un diagnóstico y hacer que rápidamente se identifique y resuelva el problema.

 Grandes cambios 

Pero ahora bien, con la llegada de la Pandemia SARS COVID 19 esta situación que antes era de lo más cotidiana cambió por completo. Mensajes reiterados de no concurrir a centros de salud para no saturarlos hizo que la gente se volviera reticente a consultas precoces. A esto se suma el temor de la población a asistir a un centro donde puede haber pacientes infectados, lo que les generaba un mayor riesgo de contagio.

 Frente a este panorama, totalmente desconocido hace un tiempo atrás, en las guardias de nuestro país y del mundo se debieron tomar diferentes conductas: en algunos casos los centros asistenciales pudieron crear guardias de atención para pacientes con sospecha de COVID. Aquellos que presentan síntomas respiratorios o febriles, son asistidos en un lugar distinto a los otros pacientes que concurren a una guardia  y el recorrido dentro de las instituciones también se diferenció para evitar posibles contagios. En los hospitales se colocaron consultorios modulares fuera de la institución para la primera evaluación de los pacientes sintomáticos y asimismo los profesionales estaban preparados con la protección necesaria para evitar contagiarse. Es la vestimenta que se conoce cómo EPP (Equipo de protección personal) que incluye vestimenta impermeable, máscaras especiales y gafas o caretas.

 Un tema no menor es que muchos pacientes, por el temor a contagiarse al asistir a una institución, no concurrían con síntomas iniciales, especialmente en el  tema de la cirugía. Ante la aparición de un dolor iniciaban tratamientos en su domicilio con calmantes, cosa que jamás se recomienda  por la posibilidad de disimular un cuadro que se puede complicar. Es el caso de una apendicitis que con una consulta precoz y un tratamiento adecuado generalmente tiene una rápida resolución con una evolución favorable. Si no se consulta  a tiempo, puede derivar en una peritonitis con mayor riesgo  de complicaciones. Este tema se  observó especialmente durante el transcurso de la pandemia con las cirugías de urgencia y otras patologías como los infartos y los accidentes cerebrovasculares. Muchas veces se ven pacientes con patologías de varios días de evolución que no habían concurrido al médico y se automedicaban transformando cuadros simples en complejos.

 Adaptación

El otro tema que se presenta en las guardias es el ingreso de pacientes que tal vez requieren un tratamiento médico o cirugía de urgencia por ejemplo una colecistitis (inflamación de la vesícula biliar), apendicitis,  perforaciones u obstrucciones intestinales y pueden ser COVID positivo o no. Entonces, ¿cómo tuvieron que adaptarse los quirófanos y el equipo médico para poder brindar la atención necesaria?

En las instituciones de salud se dispuso distintas medidas para que los pacientes con COVID que ingresen a quirófano expusieran lo menos posible al personal médico y no médico. Protocolos con vestimenta que aísla al médico de la posibilidad de contacto con el virus (camisolines, dobles batas guantes dobles y una rutina de cómo llevar a cabo la colocación y el sacado de la misma para evitar contaminaciones, usando desinfectantes en cada paso fueron algunas de las medidas establecidas).

 Mientras que el hisopado a los pacientes quirúrgicos se dispuso cuando por las características de la cirugía se podía espera el resultado de este análisis.

Aun así, la Asociación Argentina de Cirugía afirma que esta pandemia trajo además de las patologías por el virus, consultas tardías y patologías evolucionadas que antes no se veían con tanta frecuencia.

 Uno de los pilares de la medicina es trabajar desde la prevención para lograr, año tras año, salvar millones de vidas en el mundo. La prevención primaria es buscar enfermedades antes que aparezcan. Por ejemplo identificar pólipos antes de que se desarrolle un cáncer de colon o detectar las lesiones premalignas en los controles ginecológicos. Mientras que la prevención secundaria implica el diagnóstico precoz. Claramente sabemos que una enfermedad” tomada a tiempo “tiene más chances de curarse que una evolucionada.

Estas dos cuestiones no ocurrieron durante la pandemia o disminuyeron extremadamente. Es por eso que muchos profesionales e instituciones médicas afirman que tendremos otra pandemia relacionada con estas enfermedades que fueron relegadas por la no asistencia de pacientes a controles y que generaran consecuencias negativas en la población. Ya se sabe que hubo muchos menos controles de patologías como las cardiológicas y las endocrinológicas que seguramente se verán reflejadas en cuadros complicados y que terminarán en cirugías más complejas. 

Por lo tanto afirmamos que frente a síntomas como dolores o  sangrado, que pueden derivar en una cirugía de urgencia, es indispensable hacer una consulta a la guardia teniendo en cuenta que los centros asistenciales están preparados para brindar seguridad y protección a todos los pacientes. Asimismo, aquellos que son conocedores de padecer una enfermedad deben seguir controlándose para evitar males mayores.

 

ASESORÓ: Prof. Silvio Gavosto. Médico Cirujano. Miembro Asociación Argentina de Cirugía (MAAC). Director Médico del Sanatorio Norte de Rosario. Vicedirector de la Carrera de Posgrado de Cirugía de la Universidad Nacional de Rosario.

 

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