El drama de vivir con migraña

Carta abierta de la Dra. Silvina Miranda, Médica Especialista en Neurología. MP: 116.603

Mi nombre es Silvina, nací en Puan, un pequeño pueblo del interior de la provincia de Buenos Aires y estoy radicada en la ciudad de La Plata desde hace casi veinte años. Soy médica, especialista en Neurología y miembro del Grupo de Cefalea de la Sociedad Neurológica Argentina.

Actualmente trabajo en el Hospital Ramón Carrillo de San Vicente y en el Instituto Central de Medicina (ICM) de la ciudad de La Plata. Desde allí, hace más de 5 años que asisto y acompaño a pacientes con migraña, una enfermedad neurológica “distinta y limitante” que demanda el reconocimiento y la comprensión de toda la sociedad.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado que la migraña es el sexto trastorno más prevalente a escala global y la segunda causa de discapacidad desde el punto de vista neurológico.

Distintos estudios epidemiológicos han documentado su alta prevalencia y enorme impacto socioeconómico, siendo  responsable de ausentismo y pérdida de productividad laboral porque afecta con mayor frecuencia a personas de entre 15 y 50 años de edad.

Números que asustan

Más de 4,5 millones de personas en Argentina padecen migraña, y de estas un millón la sufren de forma crónica, lo que significa que tienen dolor de cabeza más de 15 días al mes.

La migraña es una cefalea primaria que se caracteriza por presentar episodios de dolor pulsátil, habitualmente de un único lado de la cabeza, acompañado de otros síntomas que llamamos “no dolorosos” como son las náuseas, vómitos, hipersensibilidad a la luz, a los olores y/o al sonido, adormecimiento de algunas partes del cuerpo, dificultad en el habla o trastornos visuales transitorios que se exacerban al mover la cabeza o al realizar actividad física. Todos ellos condicionan la calidad de vida de quienes la sufren en todas las esferas: personal, familiar, profesional/laboral y social del paciente.

Comúnmente se la define como “un simple dolor de cabeza” pero es mucho más que eso. Es tres veces más prevalente en las mujeres que en los hombres y si bien suele comenzar con síntomas leves, los mismos van aumentando hasta constituirse en una cefalea de tanta intensidad que obliga a la persona a interrumpir sus actividades hasta que ceda el dolor. Esos ataques o “crisis” pueden durar hasta 72 horas sin un tratamiento oportuno y adecuado.

Es muy importante que la sociedad conozca los síntomas de esta patología porque las personas  los suelen identificar con “ese dolor de cabeza que todos hemos tenido alguna vez, y que con algún analgésico se va a pasar”, pero la realidad de la migraña es mucho más compleja por la incapacidad que provoca.

Los pacientes cuando están atravesando una crisis tienden a permanecer a oscuras y aislados. Esos días “no se sienten persona”; refieren estar desesperanzados y llenos de ansiedad y miedos (a perder sus parejas o sus empleos, a no poder acudir a eventos familiares/sociales importantes, a ser hospitalizados, etc.).

Se encuentran en una encrucijada entre luchar por salir de la situación tan desesperante con la que conviven y ser respetados por el entorno, ya que además del sufrimiento, soportan el constante cuestionamiento e incredulidad de quienes los rodean.

Es muy difícil entender cómo es “vivir con migraña”, porque se trata de una enfermedad estigmatizada desde hace años. Al ser invisible, requiere de las demás personas (empleadores, compañeros de trabajo y familiares) comprensión y empatía.

Darles un abrazo, un espacio para expresar sus sentimientos, haciéndoles sentir que los estás escuchando, es crucial para ayudarlos a sobrellevar esta enfermedad, ya que ellos mismos sienten que son una carga para los demás porque en general deben aislarse, cancelar planes y actividades o pedir favores.

La clave es que sientan que las migrañas son un trastorno de su cerebro y no son su culpa. Es “su cerebro” el que funciona diferente, el que no tolera los cambios bruscos tanto internos como del ambiente, el que “no se adapta”.

Buenas noticias

Sin embargo, hay una buena noticia y es que “los cerebros migrañosos” son susceptibles de cambio. Para esto, los pacientes y sus familiares deben ser educados para el automanejo de la migraña, aprendiendo a identificar los desencadenantes de sus crisis (alteración del sueño, falta de ejercicio, disturbios alimentarios y/o estrés), para así evitarlos.

En los últimos años, los profesionales que nos dedicamos a combatir la migraña y acompañar a los pacientes, nos unimos porque hemos comprendido la necesidad de visibilizar esta enfermedad.

Es por esto que, coincidentemente con la Celebración del Día Internacional de la Migraña que es el próximo 12 de septiembre, decidimos organizarnos y salir al encuentro de la sociedad, desde hospitales y clínicas en todo el país, organizando consultorios abiertos, charlas y brindando información para quienes lo deseen.

Una de cada cuatro personas que padecen migraña aún no tiene diagnóstico. Pese al acceso a la atención médica, muchos pacientes abusan de los analgésicos, y eso es preocupante. Por eso, si el dolor de cabeza es un problema en tu vida, sugerimos consultar a un médico y evitar la automedicación. Podemos encontrar la manera de ayudarte a recuperar el tiempo perdido y a mejorar tu calidad de vida.

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