Elizabeth Bustamante, asistente terapéutica

Elizabeth Bustamante es de Mendoza y trabaja como cuidadora desde 2016. Con la recomendación de una amiga comenzó a trabajar con el paciente que todavía tiene a su cuidado.

¿Cómo es tu experiencia trabajando en internación domiciliaria?

Los primeros meses fueron bastantes críticos, ya que el paciente es un hombre joven que a causa de un accidente de trabajo padece síndrome de SUDEK en ambos miembros inferiores. El paciente quedó dependiente y totalmente lúcido. A causa de esto, se encontraba sumergido en una depresión severa, con problemas de conducta, carácter explosivo, e intentos de suicidio. Comencé acompañándolo a los médicos, y en su casa solo quería estar en su cuarto a oscuras. Con el correr del tiempo logré que me aceptara y confiara en mí. Me interioricé en sus gustos, lo escuché, le demostré que mi rol era acompañarlo, cuidarlo y luchar con él por una mejor calidad de vida. Siempre cuento a manera de chiste que lo que más me ayudó es que tenemos en común el equipo de fútbol, ¡Independiente de Avellaneda! Nuestro fanatismo y mi perseverancia fue lo que abrió la puerta de un ambiente laboral más amistoso.

Pasaron años y todavía seguimos trabajando cada día. Hoy en día tenemos una relación más amistosa, tenemos confianza y respeto para hablarnos y poder llegar a gloriosos acuerdos.

 

¿Cómo fue el ultimo año con la pandemia?

Con el inicio de la pandemia tuvimos un año muy duro. Su tratamiento se cortó totalmente. No pudo realizar fisioterapia, no se le pudo realizar bloqueos en el nervio simpático.

Al ser paciente de riesgo, los cuidados para no contraer Covid-19 fueron extremos, pero lamentablemente se detuvo mucho en su tratamiento y esto trajo consecuencias. Apenas puede estar de pie durante mínimos segundos que sus piernas no pueden sostenerlo. Por ello me instruyo y comencé a realizarle masajes linfáticos y un poco de fisioterapia.

 

¿Realizaste capacitación?

Cuando desde A domicilio Salud me contactaron para ofrecerme la posibilidad de reforzar conocimientos a través de del curso “Cuidar y cuidarse”, desarrollado por el Programa de Cuidadores Domiciliarios de Paliativa Asociación Civil, lo sentí como una premiación a mi labor y no dude en aceptarlo. Soy de ese tipo de personas que pienso que si el universo me envía algo es porque es el momento de recibirlo. Y así fue. Aprendí muchísimo más de lo que imaginé. Conocí más técnicas de masajes para aplicar con mi paciente. Pude hablar y preguntar por situaciones personales, en las que fui aconsejada de la mejor manera. Fui escuchada, algo que valoro muchísimo. De todas las clases pude implementar técnicas conmigo y con el paciente. Un ejemplo es que cuando mi jornada laboral termina puedo relajarme, desconectarme y dormir tranquila.

Con mi paciente practicamos meditación al inicio y al finalizar la jornada. Él me cuenta que desde que empezamos con estos ejercicios de relajación se siente mucho más tranquilo y eso se le nota bastante. La verdad es que estoy muy agradecida con la oportunidad que me brindaron y con el grupo del curso que, sin conocernos, concluyó en algo maravilloso. La calidez de las personas es lo que más me llenó el alma.

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