Cuando el dolor se vuelve crónico

El “dolor” es una de las causas más frecuentes de la consulta al médico. En general, el mismo está provocado por un daño real o potencial a un tejido del cuerpo. Sin embargo, cuando una dolencia se extiende a lo largo del tiempo, este se convierte en crónico, modificando severamente la vida de quien lo padece.

Los especialistas en tratamiento del dolor lo dividen en dos categorías; el dolor agudo y el dolor crónico. En cuanto al primero de ellos, el Dr. Carlos Alberto Ciraolo, Neurocirujano del Hospital Italiano, señala: “muchas veces hay una condición desencadenante. Es decir, que hay ciertos cambios clínicos y fundamentalmente bioquímicos que producen un cuadro doloroso en las terminaciones nerviosas, esto puede ser producido por una inflamación, un golpe o una lesión. En general, la persona puede definir claramente el territorio y como se presenta el dolor”.

“En el caso de que sea crónico, no hay un dolor determinado. Es decir, que cuando los elementos bioquímicos, junto con los secundarios van modificando el dolor a lo largo del tiempo este se vuelve crónico. En este caso, la persona no puede identificar cuál es el territorio del dolor, ni como se manifiesta claramente. A veces, suele ser quemante, pero para quien lo padece no es del todo claro”, mencionó el Dr. Ciraolo. Dentro de esta categoría se encuentra el dolor neuropático, donde aparece una sensibilización primaria y secundaria, donde la codificación que realiza el cerebro sobre el dolor es mucho más amplia del territorio afectado cronificándolo a lo largo del tiempo. En general, el dolor neuropático tiene su origen en una lesión o disfunción primaria en el sistema nervioso.

“Suele suceder que no hay un dolor crónico que sea típico de una patología inflamatoria o bien, que tenga un origen neuropático. En general, hay una combinación de ambos factores. Es decir, donde hubo un trauma que no se resolvió y siguió a lo largo del tiempo”, agregó el Dr. Ciraolo, Neurocirujano del Hospital Italiano.

Muchas veces este tipo de dolores crónicos aparece luego de una amputación, trauma, cirugías de espalda, neuralgias o cefaleas. Según la Organización Mundial de la Salud, entre la mitad y las 2/3 partes de quienes sufren dolor crónico no pueden ejercitarse, dormir normalmente, participar en actividades sociales, conducir un auto o realizar tareas domésticas.

“Muchas de las personas que viven con un dolor crónico ven como se modifica su vida familiar y social por esta dolencia”, mencionó el Dr. Ciraolo.

Yoga, Meditación y Arte Terapia, complementos que ayudan en el tratamiento

Actualmente, en Argentina hay especialistas capaces de detectar el dolor crónico y realizar un tratamiento que ayude a la persona en el tratamiento. A través del uso de la “escalera del dolor”, se realiza un protocolo de seguimiento que permite detectar, seguir e incrementar los tratamientos disponibles para que el paciente pueda sentirse mejor.

Los tratamientos en general incluyen, atención kinesiológica, el uso de analgésicos con esteroides o fármacos de mayor especificidad, tratamientos percutáneos y bloqueos.

Actualmente, dos de los tratamientos más sofisticados son la estimulación medular y la bomba de infusión intratecal. El primero de ellos se basa en la estimulación de la médula espinal a través de una pequeña pieza (similar a un marcapasos) que se implanta en la piel, y que libera pequeñas descargas eléctricas en la columna. Esto le proporciona al paciente una sensación de hormigueo en el área de dolor, proporcionándole un mayor alivio. En el caso de la bomba de infusión intratecal, a través de la liberación específica de fármacos directamente al flujo sanguíneo o a la médula espinal se evitan algunos de los efectos secundarios de los medicamentos orales, ya que se da un alivio más efectivo al absorberse la medicación a través  del sistema circulatorio.

Pero, más allá de realizar siempre el tratamiento indicado por el especialista, en la actualidad se considera que las terapias alternativas pueden ayudar al paciente en el tratamiento del dolor. “Las terapias orientales como el yoga, la meditación, el tai chí, realizar arte terapia, o ejercicio físico producen una elongación importante del cuerpo lo que ayuda a la fortificación del organismo”, mencionó el Dr. Ciraolo Y agregó “el paciente con dolor está alejado de su parte social, con lo cual, el apoyo terapéutico le agrega valor al tratamiento, lo mismo si se realizan hobbies o deporte”.

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