La dermatitis atópica no es sólo un brote en la piel
La dermatitis atópica (DA) es una enfermedad crónica, inmunológica e inflamatoria, no contagiosa, que se manifiesta sobre todo en la piel a través de prurito y eccemas que causan picazón y dolor[1],[2],[3],[4]. Sin embargo, no se trata sólo de un brote cutáneo, su severidad resulta debilitante y puede estar asociada a otras enfermedades como asma y rinosinusitis.
Por error aún se la asocia exclusivamente con la niñez. Sin embargo, hay adultos que la padecieron toda su vida, mientras que a otros se les despierta de grandes. En la variante severa, el impacto en la calidad de vida puede ser muy significativo.
Sobre este tema se debatió en el marco de la última Reunión Anual de Dermatólogos Latinoamericanos (RADLA), que se llevó a cabo en Buenos Aires y en la que disertó una experta en dermatitis atópica de nuestro país.
Visualización
“La dermatitis atópica se ve, porque aparecen eccemas en la piel, que causan mucha picazón. Entonces, la persona se rasca y se agrieta la piel, pudiendo lastimarse y sangrar, lo que -a su vez- incrementa la picazón. En los casos severos, los pacientes no pueden dormir, no se pueden concentrar, se encierran o se deprimen, ven afectada su autoestima, sus estudios, su trabajo, sus relaciones sociales y de pareja”, explicó Dra. Carla Castro, médica dermatóloga, coordinadora de la Unidad de Dermatitis Atópica del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Austral.
Quienes padecen de dermatitis atópica presentan ciertas alteraciones genéticas que los predisponen a que la enfermedad se manifieste. Pueden ser alteraciones en la regulación del sistema de defensas, en la cascada inflamatoria o en moléculas que intervienen en la formación de la barrera cutánea, que es la parte más externa de la piel.
“Aunque no sabemos a cuántas personas afecta esta enfermedad en Argentina, con el trabajo de las redes de pacientes comenzaron a aparecer aquellos que estaban fuera de la atención médica, posiblemente frustrados por no haber encontrado respuestas en el pasado. Muchos, inclusive, se medicaban por su cuenta con corticoides u otros tratamientos con potenciales efectos adversos como presión alta, diabetes, trastornos óseos u oculares, entre otros”, remarcó la especialista.
A ellos, continuó la Dra. Castro, les pedimos “que vuelvan al consultorio del dermatólogo o del alergólogo, porque se abrió un nuevo horizonte y estamos ante la llegada de mejores herramientas para controlar la dermatitis atópica, con resultados muy alentadores inclusive en los casos más severos. Queremos ayudarlos a que vivan mejor”.
En un paciente con dermatitis atópica, la epidermis reacciona exageradamente en una suerte de defensa frente a diversos agentes que pueden ser ambientales (polvo, ácaros, y polución ambiental) o factores irritantes locales como jabones, perfumes, otros cosméticos, géneros sintéticos o la lana. El propio sudor puede hacer reaccionar a la piel, al igual que cambios bruscos de temperatura, climas hostiles y determinadas emociones o situaciones estresantes.
Además de la afección de la piel, en ocasiones, se dan en paralelo cuadros como rinitis, conjuntivitis o alergias alimentarias, lo que indica que a veces, las manifestaciones cutáneas son sólo una parte de la afección. La dermatitis atópica es un proceso inflamatorio a nivel sistémico que en muchos casos también es hereditario.
Cómo se trata la DA
“Esta es una enfermedad que funciona con brotes y remisiones. El tratamiento va orientado a lograr que los espacios sin brotes sean cada vez más prolongados”, refirió la Dra. Castro.
El tratamiento de base consiste en cuidados diarios de la piel, como humectación frecuente con cremas aptas para pieles atópicas y procedimientos de higiene adecuados para este tipo de piel. El objetivo es mantener los brotes bajo control. A aquellos pacientes con manifestaciones leves, se les indican tratamientos locales con cremas (algunas con corticoides, que combaten la inflamación). Para los casos de moderados a severos, los tópicos no alcanzan y se indican tratamientos sistémicos, a base de drogas más complejas, pero con resultados modestos.
“Las medicaciones que teníamos hasta ahora alcanzaban respuestas bastante limitadas y con efectos adversos que a veces restringían su uso. Tampoco eran efectivas en todos los pacientes. Esto da la pauta de que existe una necesidad insatisfecha, por eso hay mucha expectativa respecto de los tratamientos que en breve estarán disponibles en nuestro país”, sostuvo la Dra. Castro.
Dra. Carla Castro - MN Nº 92.659. Médica dermatóloga, Coordinadora de la Unidad de Dermatitis Atópica del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Austral