La importancia de los grupos de apoyo en pacientes oncológicos

Recibir un diagnóstico de cáncer es un proceso de alto impacto emocional, tanto para el paciente que lo recibe como para su núcleo afectivo. Se movilizan todos los temores y fantasías respecto de la enfermedad: su cronicidad y la incertidumbre de su progresión, los efectos secundarios de los tratamientos y todos los mitos que circulan hoy en día respecto al cáncer.

Frente a esta situación, lo primero que hacen los médicos y los pacientes es atender a la parte física del cáncer, esto es, realizar los estudios necesarios para determinar cuál va a ser el mejor tratamiento a seguir. Esto es esencial y necesario como primer paso. Sin embargo, muchas veces nos quedamos en este paso de focalizarnos solo en nuestro cuerpo físico y nos olvidamos de las demás dimensiones que hacen a nuestra persona. Nosotros somos un cuerpo físico, sí, pero también somos emoción y pensamiento a la vez que somos personas en una realidad social en la que nos relacionamos con otros.

Al tratar la enfermedad del cáncer, debemos abordarla desde un enfoque bio-psicosocial, atendiendo a todas las necesidades del paciente, tanto las físicas como las emocionales. Diversos estudios demuestran que un trabajo multidisciplinario desde el inicio, en el cual son atendidas las necesidades emocionales de los pacientes, estimula el sistema inmunológico y mejora la calidad de vida de los pacientes y la actitud con la que se llevarán a cabo los distintos tratamientos.

Cada paciente debe encontrar la forma en la que se sienta más cómodo para trabajar la parte emocional que permitirá desarrollar estrategias de afrontamiento para hacer frente a la situación que le está tocando vivir.
La terapia individual puede ser útil para aquellas personas que requieran tratar de forma más íntima y directa diferentes problemas que afectan su bienestar en un momento dado y cuya intensidad requieran de un tiempo mayor del que pueda ofrecer un tiempo compartido con otras personas en el marco de un trabajo grupal.

Los grupos de apoyo, por su parte, son muy útiles para compartir con otros vivencias, pensamientos y emociones comunes. Siempre se puede aprender de la experiencia de otras personas que han pasado o están pasando lo mismo que nosotros, apoyarnos mutuamente y notar como lo que sentimos es normal, esperable y compartido.

Sea cual sea la modalidad, es importante resaltar los beneficios de atender a la dimensión emocional  en el tratamiento del cáncer y por qué resulta útil la terapia psicológica o los grupos de apoyo. Los objetivos de estas intervenciones serían: reducir la ansiedad y el estrés respecto a los tratamientos, clarificar mitos y brindar información correcta, mejorar las estrategias de afrontamiento para las diferentes etapas de la enfermedad y los tratamientos, mejorar la relación entre el paciente, los acompañantes y el equipo de salud y mejorar la calidad de vida tanto del paciente, como de su familia.

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