Tabaquismo joven, desmitificando las nuevas formas de consumo
Con motivo del Día Mundial de la EPOC que se celebra mañana, la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria explica por qué las nuevas modalidades para fumar también son nocivas y deben evitarse
El tabaquismo es una epidemia a nivel mundial cuyas consecuencias nocivas en la salud continúan en aumento, constituyendo la primera causa de muerte evitable en el mundo. Según los resultados de la 3° Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR), en Argentina el 25.1% de la población fuma, y cada año mueren aproximadamente 40.000 personas por enfermedades relacionadas con el tabaco.
El consumo de tabaco en los jóvenes es alarmante, en nuestro país el 26.7% de la población entre los 18 a 24 años fuma activamente. Hacia este grupo, se dirigen múltiples alternativas de consumo de tabaco que tienden a captar nuevos adeptos, disimulando los daños, y dando un formato de consumo más atractivo para los jóvenes.
Cigarrillo Electrónico
El cigarrillo electrónico (también conocido como vaporizador, vapeador o su nombre en inglés e-cigarette), consta de un recipiente en forma de cigarrillo o similar, una batería interior para generar calor y una carga con una solución líquida que al calentarse produce un vapor que vehiculiza diferentes sustancias para ser inhaladas (vapear). La solución líquida está compuesta por nicotina, saborizantes y otros productos químicos, que al calentarse no solo generan aerosoles de nicotina sino otros productos químicos que resultan tóxicos o peligrosos para la salud (carcinógenos).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) hace hincapié en los potenciales riesgos tóxicos y hasta cancerígenos de algunas sustancias detectadas en el vapor de este tipo de dispositivos, y enfatiza que son una nueva fuente de contaminación del aire, e incluso ser nocivo para quien este expuesto como fumador pasivo. A nivel nacional, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) prohibió su utilización, indicando que “el cigarrillo electrónico no fue estudiado a fondo, así que no se conocen sus riesgos potenciales”, por lo que preventivamente se evita su uso.
Estos productos son más accesibles y agradables para jóvenes (y hasta niños), que se ven atraídos por la novedad, la posibilidad de probar diferentes sabores (tabaco, frutas, chicle, café, menta, etc.) y la creencia de que se trata de algo mucho menos dañino que el cigarrillo convencional y casi inocuo, cuando no es así.
IQOS o Calentadores de Tabaco
Actualmente, con amplia difusión internacional, se está desarrollando una campaña muy costosa para darlo a conocer. El método, llamado Heat Not Burn (HNB), consiste en calentar en seco una preparación sólida de tabaco, a una temperatura próxima a 350°C, que no produce combustión sino una degradación térmica del tabaco que no llega a producir llama, es decir no arde. Se utiliza con el dispositivo IQOS (I Quit Ordinary Smoking), según sus iniciales en inglés que significan “dejo el tabaco habitual”, que sugiere un cambio en la forma de fumar, promocionado como un método: sin combustión, sin cenizas, sin humo y con menos olor. Aunque los productos generados podrían ser catalogados como humo, se insiste en obviarlo para eludir su prohibición en lugares cerrados.
El IQOS presenta un diseño moderno y atractivo que se comercializa en diferentes colores y muestra gran similitud a los más modernos smartphones. Lo real es que este dispositivo contiene una cantidad de nicotina muy similar a los cigarrillos normales y muchas otras sustancias tóxicas, por lo que es tan adictivo como el tabaco y, por lo tanto, nocivo para quienes lo consumen, según recientes estudios científicos independientes.
Pipas de Agua (Narguile o Sisha)
La pipa de agua es un instrumento para consumir tabaco muy tradicional en Asia y África, que desde hace unos años se hay popularizado en la cultura occidental, fundamentalmente en la población joven. Existe la creencia de que el agua del depósito del cuerpo de la pipa actúa como “filtro protector”, pero numerosos estudios demuestran lo contrario. El fumador de pipa de agua inhala grandes concentraciones de monóxido de carbono (suma el humo procedente del tabaco con el del carbón que se utiliza para la combustión), y otros productos tóxicos que lo convierten en un consumo muy peligroso.
Según la OMS, fumar en pipa de agua implica un consumo de tabaco mayor al que suele producirse cuando se fuma un cigarrillo, debido a que en una sesión el fumador de pipa de agua consume el equivalente a 100 cigarrillos (o más). También subraya que fumar tabaco en pipa de agua es un riesgo potencial para la salud tanto del usuario como de aquellos expuestos al humo, ya que este contiene elevados niveles de compuestos tóxicos y productos químicos cancerígenos.
En nuestro país, un trabajo realizado por el Centro de Investigaciones de Enfermedades No Transmisibles (CIENTA) en el 2016 evaluó a 1.700 estudiantes universitarios de CABA, y mostró que casi uno de cada tres (27%) había fumado en pipa de agua al menos una vez, mientras que entre los fumadores ese valor trepaba al 40%. Cuando se les preguntó si fumar con pipa de agua era perjudicial para la salud, casi 3 de cada 10 (29%) respondieron negativamente, y 1 de cada 4 (39%) consideró que representa menos riesgo que el consumo de cigarrillos convencionales. El carácter habitualmente grupal de esta práctica, la permisividad social y la falsa creencia de inocuidad del consumo afianzan aún más este peligro.
Este 21 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), una afección que afecta al 14.5% de la población argentina. Teniendo en cuenta que el 80% de los pacientes que la padecen han sido fumadores, y 1 de cada 4 fumadores tiene EPOC, concientizar sobre el consumo de tabaco, fundamentalmente a la población más joven, es primordial para evitar el daño que esto puede generar. Alertar a nuestra población sobre el daño que generan estas “otras formas de consumo” y diseñar políticas que contemplen estas nuevas modalidades de tabaquismo, contribuyen a mejorar el futuro de nuestra población, su calidad de vida y disminuir el impacto negativo de esta epidemia.
Asesoró: Dr. Ariel Blua (M.P. 26114), Coordinador de la Sección Enfermedades Obstructivas de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria, Jefe de Servicio de la Unidad de Enfermedades Respiratorias en el Hospital Privado Universitario de Córdoba.