Parkinson: el diagnóstico precoz y los tratamientos en conjunto mejoran la calidad de vida
Después del Alzheimer, el Parkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más común del mundo. En Argentina se estima que afecta aproximadamente a 90.000 personas y la cifra de hombres y mujeres menores de 50 años que sufren esta patología se encuentra en aumento. Actualmente hay una resolución más rápida y efectiva en el diagnostico precoz. Además, existe una mejoría en los exámenes clínicos, un mayor conocimiento de los síntomas iniciales y la identificación de potenciales poblaciones en riesgo.
¿Cuáles son las causas del Parkinson?
Aún no se conoce con exactitud la causa del inicio de la enfermedad, pero se sabe que influyen factores tanto genéticos como ambientales. En un primer momento, la consulta de diagnóstico puede estar dada por los cambios en la movilidad y los movimientos anormales que produce el deterioro neuronal. No obstante, algunos síntomas no motores pueden pasar desapercibidos o incluso aparecer años después del diagnóstico inicial.
En la enfermedad de Parkinson algunas neuronas se descomponen o mueren gradualmente. Muchos de los síntomas que se observan tienen que ver con una pérdida de las células nerviosas que son las encargadas de producir dopamina (una especie de mensajero químico en el cerebro). Cuando los niveles de dopamina disminuyen, aparece una anomalía en la actividad cerebral.
Los síntomas del Parkinson comienzan gradualmente y pueden ser diferentes para cada persona: temblores que por lo general comienzan en una extremidad (la mano o los dedos); movimiento lento (bradicinesia); rigidez muscular que puede ser dolorosa y además limitar el movimiento; alteración de la postura y el equilibrio; capacidad reducida para realizar movimientos inconscientes (como parpadear, sonreír); cambios en el habla y en la escritura. Algunos pacientes pueden manifestar deterioro cognitivo o en el pensamiento, depresión, ansiedad e incluso trastornos del sueño, incontinencia, cansancio y dolor en el cuerpo.
¿Cómo se trata esta enfermedad?
El Parkinson no tiene cura, pero los medicamentos pueden ayudar a controlar los síntomas en forma notable. En algunos casos avanzados se puede recomendar una cirugía para regular determinadas zonas del cerebro. El médico también puede sugerir algunos cambios de estilo de vida, como realizar ejercicios aeróbicos constantes.
La fisioterapia que se centra en el equilibrio y la elongación también es importante. Un patólogo del habla y del lenguaje puede ayudar a mejorar las dificultades para expresarse. Los medicamentos pueden mejorar problemas para caminar (que se relacionan con el movimiento y los temblores) y además aumentan o reemplazan la dopamina.
Después de comenzar el tratamiento, los síntomas pueden mejorar considerablemente. Sin embargo, con el tiempo los medicamentos pueden perder efectividad y deben ser reemplazados por otros fármacos. Por esta razón es importante considerar que existen terapias coadyuvantes que pueden aumentar la efectividad de los tratamientos convencionales.
La terapia de la Oxigenación Hiperbárica en la Enfermedad de Parkinson
La terapia de oxigenación hiperbárica (TOHB) es un tratamiento en el que el paciente respira concentraciones cercanas al 100% de oxígeno en una cámara hiperbárica para aumentar su disponibilidad en la sangre y en el cerebro. Quedó demostrado que este tratamiento (a presiones menores o iguales a 2 ATA) genera una dosis de oxígeno que produce cambios y efectos a nivel neurológico porque aumenta la regeneración neuronal y disminuye la inflamación del cerebro.
En su libro “The Oxygen Revolution”, el Dr. Paul Harch plantea que las enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson tienen en realidad una base en la hipoxia (falta de oxígeno) que ocurre en algún momento de la vida (pérdida de sangre importante, intoxicaciones con monóxido de carbono subdiagnosticadas, mayor índice de polución, tabaquismo severo, microtraumas cerebrales, etc).
Frente a estas situaciones, el aporte de oxígeno del TOHB logra disminuir la inflamación, frenar el deterioro neuronal progresivo y el avance de la enfermedad. Este tratamiento no tiene ninguna contraindicación y puede realizarse en sinergia con los medicamentos que aumentan la dopamina (como la levodopa, por ejemplo).
Como consecuencia y según la Dra. Mariana Cannellotto -Presidente de AAMHEI- los pacientes logran disminuir los temblores y la rigidez, mejorar la movilidad, el equilibrio, el bienestar general y las alteraciones del sueño.
Igualmente está demostrado es que el TOHB puede prevenir la aparición del Parkinson en pacientes con factores de riesgo. Esto se debe a que el oxígeno hiperbárico produce un efecto de aumento de la defensa antioxidante del organismo, actúa de manera preventiva a la neurodegeneración y frena el deterioro en las enfermedades como Alzheimer y Parkinson.
Debido al desarrollo de nuevas estrategias de tratamiento y de terapias farmacológicas y quirúrgicas, un enfermo de Parkinson tiene la misma expectativa de vida que la de una persona sana. Sin embargo, el abordaje multidisciplinario y la inclusión del tratamiento de oxigenación hiperbárica en este esquema promueven que el paciente con Parkinson gane calidad de vida.
Asesoró: Dra Mariana Cannellotto. Presidente de la Asociación Argentina de Medicina Hiperbárica e Investigación (AAMHEI). M.N.108482.